CONFUSION Y PRIORIDADES
Luis A. Riveros
Santiago, 6 de agosto de 2014.
La confusión se ha instalado como algo usual en materia de las reformas educacionales planteadas por la autoridad. Por ejemplo, el anuncio sobre los plazos para eliminar el copago se ha modificado varias veces; en la última oportunidad la Subsecretaria de Educación se encargó de rectificar aquello que había sido manifestado por el propio Ministro. También, y en un rango mayor de implicancias, se había dicho que uno de los objetivos de la reforma era el de lograr una mejor educación pública. Sin embargo, la persona que fue encargada como vocero y coordinador del programa de reforma ha expresado, para sorpresa de muchos, que lo más probable es que la reforma signifique un perjuicio para la educación pública. Estas confusiones se prestan para distintas interpretaciones y no favorecen la seriedad de la discusión que el país debe enfrentar en un tema tan trascendental. Es indispensable que se establezcan con claridad las propuestas y que se explicite el marco de prioridades que se ha tenido en cuenta; es decir, el país quiere saber, por ejemplo, porqué se centró el esfuerzo en la educación privada subvencionada y no en la educación pública, que es lejos el sector más débil en materia de gestión, financiamiento y calidad. Por cierto, el gobierno siempre podrá fijar el determinado curso que busca en los cambios propuestos, pero es una sana norma que la ciudadanía y los actores políticos estén informados de ese juicio y de la determinada estrategia que se avizora para abordar todos los cambios necesarios.
En el campo universitario surge el mismo problema. El país espera proyectos sustantivos en materia de financiamiento, rol del sector privado tradicional y no tradicional, políticas para las universidades públicas, recursos para la investigación, etc. Sin embargo, surge como el primer proyecto aquél que permite la participación de los estudiantes en los gobiernos universitarios. Es importante saber cuál es el juicio que ha determinado esta prioridad, y cómo ello se conecta con los otros cambios que deben impulsarse y que el país y las comunidades universitarias esperan con ansias.