POR LA EDUCACION PÚBLICA: Una autentica reforma educacional AGOSTO 2014

DESDE MI SITIAL

Luis A. Riveros

                                                                        POR LA EDUCACION PÚBLICA:

                                                                UNA AUTÉNTICA REFORMA EDUCACIONAL

Una vergüenza nacional

Hace pocos días un representante de la OECD comentaba que, de acuerdo a resultados comparativos, el 10% de los peores estudiantes del sistema público de Shanghai (China) resultaba ser mejor que el 10% de los mejores estudiantes del sistema chileno.  Una verdadera vergüenza nacional, especialmente en el contexto de nuestros afanes de a ser un país “al borde del desarrollo”.  Pero este dato no ha sido nada nuevo: sistemáticamente los indicadores del Foro Económico Mundial revelan que nuestro país se encuentra en el 15% de los países con más mala educación en matemáticas y ciencias; las pruebas que se aplican en distintas oportunidades, como es el caso de la PISA, también señalan que más de un 30% de nuestros niños no alcanzan un nivel considerado mínimo.  Los indicadores revelan en forma sistemática que en materia de calidad de la educación primaria, por ejemplo, el país está en el decil inferior de los países de los países, y que nuestra propia educación superior también está en un rango medio-inferior que contrasta significativamente con el éxito que muestran los indicadores macroeconómicos y de competitividad internacional.  Es decir, Chile es un país bipolar: entre los mejores en materia de economía agregada, pero de los más atrasados en aspectos relativos a la dimensión humana y a la formación y desarrollo del recurso humano.

PRUEBA PISA: DISTRIBUCIÓNDEALUMNOSSEGÚNSILOGRANONOLASCOMPETENCIASMÍNIMAS

Situación de desmedro

Por años no se han formulado cambios fundamentales para dar un vuelco en la situación.  El país se ha caracterizado por atacar aspectos menos relevantes para el tema de fondo: la calidad y equidad del sistema.  Por ejemplo, la inversión que se ha efectuado en locales escolares, especialmente en modernización y mejora de la infraestructura, ha sido importantísima.  Pero a los educadores nos importa mucho más lo que debe ocurrir al interior de esos locales, todavía mal dotados de laboratorios, infraestructura tecnológica, y de espacios de recreación y deportes. Además, existen profesores mal incentivados.  También se ha incrementado el subsidio por alumno, que se mantiene sin embargo en niveles muy insuficientes  dado los costos efectivos.    Las municipalidades deben colocar un tercio del presupuesto de gasto de la educación, lo cual es un aspecto difícil de lograr en muchas municipalidades pobres, que sacrifican calidad para equilibrar sus desmedrados presupuestos.  La educación particular subvencionada, por otra parte, recibe subsidios por alumno que no toman en cuenta resultados académicos ni gestión; sólo vale la presencia de los alumnos en la sala de clases.  En el caso de la municipalizada, los reducidos subsidios obligan a cursos que en promedio tienen 32 Alumnos, una cantidad que se considera poco adecuada para una docencia efectiva; los países de la OECD tienen en promedio 20 alumnos por curso.

EVOLUCIÓNPUNTAJESSIMCEYPSUMATEMÁTICASDELAGENERACIÓN2013

Puntajes

MunicipalParticularSubvencionadoParticularPagadoDiferenciaPP-MUNSIMCE4°básico200523525529863SIMCE8°básico200924426631672PSU4°medio2013457491613156

Fuente:  SIMCE yDEMRE.

 El Estado chileno gasta poco más de 4 puntos del PIB en educación, mientras los países contrapartes de la OECD financian la educación con alrededor de 6 puntos del mismo concepto. Mientras Chile tiene una incidencia privada en el gasto de 80%, la OECD tiene una participación del Estado de 70%.  El desfinanciamiento de la educación pública lleva a resultados ciertamente deplorables:  en cuanto al SIMCE, por ejemplo, se mantiene 30% por debajo del rendimiento de la educación particular pagada y un 10% por debajo de la particular subvencionada.  Del mismo modo, en la PSU se mantiene bajo los privados en 34% y 7% respectivamente.  Esta brecha en resultados, que se debe vincular directamente con la brecha en financiamiento, se expresa en el ingreso a la Universidad y a la inserción laboral futura.  En Medicina, por ejemplo,  casi el 50% de los estudiantes ingresados a la carrera en el 2013, prevenían de la educación particular, mientras que en el propio Consejo de Rectores sólo un 28% de estudiantes proviene de la educación municipal

EVOLUCIÓNPROMEDIOPAAVERBAL(HASTAADMISIÓN2003)YPSULENGUAJE(DESDE2004),PORTIPODECOLEGIO(ENSEÑANZACIENTÍFICOHUMANISTADIURNA)

 Pero también hay otra dimensión que colabora a este deprimente estado de nuestra educación: una deficiente formación pedagógica entregada a través de un confuso y a menudo inadecuado sistema de formación de profesores, carente de estándares de calidad. La Prueba INICIA muestra que más de la mitad de los profesores recién graduados no sabe la materia o disciplina que enseña. Esto es algo que resulta difícil de creer, y que sólo se conecta positivamente con el hecho de que los ingresos a los estudios de Pedagogía no tienen requisitos sustanciales, puesto que allí llegan estudiantes sin requerimientos de PSU o con una PSU que en promedio está debajo de los 500 punto.  También tiene una responsabilidad el desmedrado horizonte laboral, donde no existe una verdadera carrera docente y la profesión sufre una baja estimación social.  Al interior de las instituciones universitarias, las pedagogías son “parientes pobres”, ya que los recursos que las universidades deben proveerse (en el esquema de autofinanciamiento) privilegian a otras áreas más rentables.  Paradójicamente, en medio de este desolador escenario, la evaluación que se hace de los profesores de sistema público (ya que esto ni siquiera se practica en el sistema privado) muestra que ha mejorado la calidad de su desempeño, que es considerado “competente” o “destacado” en más de un 80% de los casos.

Una Reforma Educacional

Es evidente que una reforma a la educación es ineludible si queremos garantizar un futuro estable y más promisorio para Chile en materias como crecimiento y equidad, además de estabilidad institucional.  Las consideraciones fundamentales para esta reforma deben partir de dos premisas sustanciales: Primero, que la educación pública debe estar diseñada para constituir el estándar del sistema, el referente en materia de enfoques, contenidos y resultados.  Segundo, que en educación el aspecto decisivo es la sala de clases, porque lo que allí ocurra y lo que de allí emerja se relacionará directamente con calidad.      Además, muy ciertamente, hay que preocuparse de equidad, para que no siga ocurriendo que los niños más pobres vayan a educación de peor calidad, inhabilitándolos para el resto de la vida.

Los actuales esfuerzos se centran en la educación privada subvencionada en la idea de poner fin al lucro, terminar con la selección de estudiantes y eliminar el copago que efectúan los padres.  Si todo esto tiene éxito, como medidas deseables aunque no prioritarias en una reforma educacional, lo que ocurrirá es que muchas Escuelas subvencionadas derivarán en privadas pagadas, mientras otras, que saldrán de este “mercado”, verán que sus alumnos migrarán a la educación privada pagada, puesto que no considerarán a la pública como una alternativa.  Es decir, el resultado previsible a una década será un fortalecimiento de la educación privada, y un crecimiento de la brecha entre ésta y la pública o municipalizada, un resultado que el país parece no querer.

Cinco Prioridades

Una reforma debe privilegiar la acción sobre la educación pública, consultando los medios y las políticas que impulsen su resurgimiento.  Sin cinco los aspectos que deben concentrar el esfuerzo de reforma cuyo norte estratégico es estructurar una educación pública de alta calidad, que sea referente del sistema educacional y que sea vista por los padres como una opción valedera y adecuada para edificar el futuro de sus hijos.

(1)    El país necesita tener una formación de profesores de excelencia en los dos niveles más importantes. La educación Media y Básica Avanzada (Séptimo y Octavo) y la educación escolar Básica Inicial y Preescolar.  Esto requiere programas del mayor nivel académico, buena selección de estudiantes y efectiva gratuidad.  Las Universidades pedagógicas del Estado deben ser declaradas bastiones para el cumplimiento de esta tarea.  Además deberá organizarse una Escuela tipo Normal, que instaurará los estándares para la formación de Básica Inicial y Preescolar, en la línea de selección temprana de estudiantes

(2)    El Estado debe impulsar decididamente una des municipalización de la educación, radicando la gestión de los colegios públicos en entes descentralizados que serán coordinados por el Ministerio de Educación a través de una División Especial,  Esto requiere un aumento sustantivo del aporte estatal para reemplazar el aporte municipal actual y para incrementar la inversión pedagógica que estos colegios precisan.

(3)     Todo el currículo escolar deberá revisarse íntegramente para ponerlo al día en contenidos, sistematizar  y optimizar su estructura e incorporar una formación ciudadana y valórica que hoy día está ausente.  El currículo debe interactuarse entre las entidades formadoras de profesores otorgando al Centro de Perfeccionamiento y Experimentación Pedagógicas del Ministerio un rol en esta coordinación, además de la relativa a un urgente Plan Nacional de Capacitación Pedagógica.

(4)    Las universidades estatales deben dejar de ser lo que hoy: privadas con subsidio estatal.  Esto requiere un aumento significativo de sus aportes basales, especialmente para dedicarlos a investigación y a la modernización y optimización de la formación en programas de pre y posgrado, optimizando la duración de las carreras y acentuando el rol de bien público que tienen sus tareas. El Estado de Chile debe asumir un rol activo en el establecimiento de las líneas de desarrollo y desempeño de las universidades que son de su propiedad, garantizando los recursos adecuados para su desempeño y sacando a las universidades del auto-financiamiento. Del mismo modo, el Estado debe organizar a las universidades de su propiedad como una red colaborativa, que propenda al mejor uso de los recursos y haga del sistema estatal una entidad coordinada y efectiva en el cumplimiento de su tarea académica y pública.

(5)    La educación pública requiere un aumento sustantivo en los recursos.  Debe crecer significativamente la cobertura de la educación preescolar y entregar al sistema público (desmunicipalizado) recursos adecuados en cuanto a subsidios por alumno, efectiva compensación al desempeño docente y adecuado mantenimiento de los sistemas de apoyo al ejercicio docente.  Todo esto debe significar una inversión anual para el país en torno a 1.2 puntos del producto interno bruto.  Y en poco menos de 1 punto adicional debe consistir el esfuerzo anual del Estado para mejorar el financiamiento de las universidades y de los Centros de Formación Técnica que propicia actualmente instalar a lo largo del país.  Es decir, con 2.2 puntos del PIB el país podrá avizorar una educación pública de calidad, referente del sistema y capaz de sacar adelante, en el plazo de una década, a la alicaída educación nacional.

¿Un sueño?

La situación de la educación chilena es crítica y expone al país a males mayores, incluyendo la inestabilidad social, las bajas perspectivas de un desarrollo económico sostenible y la ausencia de innovación y cambio para enfrentar los retos de este siglo XXI.  Por el contrario, seguiremos en una situación caracterizada por una población mayoritariamente analfabeta funcional, poco tolerante, dominada por un creciente individualismo y consumismo materialista, con una vasta brecha social y económica.  Una reforma al sistema se hace evidentemente necesaria, y ese el clamor nacional.  Los proyectos en actual discusión atacan este problema con prioridades discutibles y con falta de compromiso con el verdadero corazón del problema: la ausencia de una educación pública de calidad y con equidad.

Ciertamente el camino de salida frente a esta situación es complejo y representa un alto costo.  Sin embargo, es fundamental que el mundo político se enfrente responsablemente frente al país y a estos retos: se precisa una reforma que tomará mucho tiempo en producir sus resultados, y un entendimiento o pacto nacional será necesario para abordarla responsablemente y permitir que se produzca con la mirada puesta en el futuro.   Además, los recursos requeridos deben poner a la educación chilena en su punto de partida: los más de 67 puntos del PIB que se empleaban en educación a fines de la década de 1960 y comienzos de los años setenta.     Por lo demás, el esfuerzo de la reforma tributaria, que se hace teniendo en mente el reto educacional, tiene en este contexto un norte definido y un compromiso que el país debe consolidar.

Es un sueño posible si el país hace el esfuerzo, permitiendo revivir para este siglo XXI aquello que don ValentÍn Letelier y don Pedro Aguirre Cerda hicieron noble principio Republicano: GOBERNAR ES EDUCAR.

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