La Gran Logía de Chile 08-05-2014

08 de Mayo del 2014

LA GRAN LOGIA DE CHILE: UNA ENTIDAD REPUBLICANA

LUIS RIVEROS CORNEJO

ExRector Universidad de Chile

Actual Gran Maestro de la

Gran Logia de Chile

La Masonería chilena se encuentra en pleno desarrollo de su reposicionamiento como entidad republicana, rescatando así su tradición e historia y proyectando su hacer a las preocupaciones del Chile de hoy. No se trata de una “reinvención” de la institución, sino de un intento por recuperar sus raíces, largamente vinculadas a Chile y a las necesidades ciudadanas y de la política pública. En definitiva, la institución masónica no es otra cosa que una entidad de estudio y docencia, que mejora hombres para que puedan así aportar al mejoramiento de la sociedad, y no constituye una secta o partido que busca maximizar sus influencias como a menudo la retratan sus detractores. La gran cantidad de jóvenes que hoy día se incorporan a la francmasonería chilena se sienten atraídos por un discurso basado en los viejos principios de libertad, igualdad y fraternidad, pero desarrollados y aplicados en torno a las preocupaciones por la sociedad actual y en un ambiente de diversidad intelectual, tolerancia y fraternidad.

La Gran Logia de Chile ha cumplido ya más de 150 años de continua presencia en suelo patrio. Surgió ella en años temprano de la República como un acto ciudadano ocurrido en medio de cruciales decisiones sobre la institucionalidad y la definición de deberes y derechos ciudadanos. Alentada por la fundación de la primera logia formalmente establecida en suelo patrio en 1827 y las logias que se conformarían posteriormente, especialmente en Valparaíso, la Gran Logia de Chile fue una expresión del espíritu libertario edificado en mundo occidental a partir de la independencia de los EE.UU. de América y de la Revolución Francesa. Fue la Gran Logia de Chile el resultado de una reacción en Chile contra el todavía predominante ascendiente del período colonial, especialmente ante la fuerte influencia política dogmática de la Iglesia Católica y el predominio de la censitaria Constitución de 1833. Fue así la Gran Logia expresión institucional del grito libertario que impulsaron los masones patriotas, pero también un gesto republicano que señaló el inicio de la construcción institucional que era parte inevitable de la consolidación del esfuerzo independentista. La Gran Logia de Chile no se disoció, así, del esfuerzo del Estado chileno que había ya dado lugar a la Universidad de Chile, a la Escuela Normal de Preceptores, a la Escuela de Artes y Oficios, instancias todas destinadas a pensar al país, a mejorar su población y a brindar oportunidades reales a una expansión educacional que había sido impulsada desde los tempranos tiempos republicanos.

La fundación de la Gran Logia de Chile el 24 de Mayo de 1862, tuvo lugar por parte de cuatro Logias pertenecientes a Copiapó, Valparaíso y Concepción. La razón coyuntural de este evento estuvo vinculada a una reacción contra la intervención que llevó a cabo el Emperador Bonaparte sobre el Gran Oriente de Francia. Fue así dicha Fundación un acto en defensa de los principios y de la dignidad de la masonería, entidad que siempre defendió la libertad de pensamiento y el cúmulo de libertades humanas propicio para una adecuada realización del hombre y la mujer. La fundación de la Gran Logia ocurrió en defensa de la autodeterminación de la propia organización masónica, que nunca podrá estar sometida a intervenciones de ninguna índole; más tarde en casos como el de la España de Franco y de algunos gobiernos de la ex Europa oriental, la defensa de este principio vital llevó a que se perdieran vidas en la defensa de la autonomía intelectual ante la actitud destinada a destruirla.

Pero también el acto fundacional de la Gran Logia se asoció a una iniciativa emanada de las regiones del Chile de entonces, indicando con ello que no era su idea la gestación de un poder central, sino una diseminación de la actividad y organización a lo largo del país, como señal integradora y muestra de la diversidad propia del pensamiento laico y humanista. Eran las regiones realidades sociales y políticas muchos más cosmopolitas y diversas que el poder conservador prevaleciente en la capital del país, y por ello emanó desde ellas esta señal de libertad y de búsqueda en pro del bien común.

La Masonería en su desarrollo a lo largo de la historia de Chile ha constituido siempre una institución republicana, vinculada activamente con los sentimientos y problemas ciudadanos. Fue así en sus primeros cincuenta años, cuando defendió con ardor la necesaria vigencia de leyes que fortalecieran al Estado laico, su institucionalidad y la protección de los más fundamentales derechos ciudadanos. Fue así también durante el siglo XX, cuando la Masonería auspició la instauración de políticas solidarias y de bienestar social que permitieran la construcción de una sociedad caracterizada por menores disparidades y mayor progreso. Fue así como se jugó abiertamente por la Instrucción Primaria Obligatoria, por la nueva Constitución de 1925, por un Código del Trabajo y, más tarde, por la promoción del Estado industrial. En los días presentes, como antes en su historia económica, política y social, nuestra Patria enfrenta circunstancias decisivas que envuelven la necesidad de indispensables políticas públicas. La Gran Logia de Chile ha declarado que seguirá defendiendo los derechos amenazados por el egoísmo y las debilidades humanas, renovando su compromiso como una entidad de encuentro, de propuesta y de promoción verdadera de la fraternidad y la tolerancia.

En el marco de su composición diversa hecha de hombres que sólo recogen como impulso de inspiración común la libre búsqueda de la verdad, la institucionalidad de la Gran Logia está en todo el país y capitaliza con mucha fuerza su tradición histórica y contribución a la República. Es cierto: en períodos cruciales de nuestra historia patria, como fue la Guerra Civil de 1891, los sucesos de comienzos de la década de 1930 y el desdichado proceso de ruptura institucional de 1973, la Masonería chilena no estuvo a la altura que se requería como entidad promotora del encuentro y practicante celosa de los principios que la inspiran, especialmente en materia de protección de los derechos humanos. Pero hoy en día ha renovado la Gran Logia su compromiso de un accionar en pos del ideal de una sociedad dominada por mas libertad, igualdad y fraternidad, en que la tolerancia sea la piedra angular de la vida en comunidad. Ha ratificado su compromiso de lograr que las ideas distintas no sean perseguidas, para que la expresión sea libre y así también el derecho a decidir. Ha alentado, como siempre lo hizo, la práctica del laicismo como una visión de sociedad en que predomine el libre pensamiento y la libre expresión, especialmente como piedras fundacionales de una educación humanista. Seguirá la Masonería chilena creyendo en la democracia y en su profundización, y alentando el mejoramiento de hombres como un mecanismo para lograr el mejoramiento de la sociedad, camino en el cual se ha comprometido la Gran Logia durante un siglo y medio, y la Masonería mundial por casi tres siglos. Ha ratificado su ambición de una sociedad libre y diversa, en que los ideales puedan hacerse realidad por el compromiso participativo, sin grupos dominantes por su poder económico, social, militar o de cualquier otro orden. Ha confirmado su propósito de cultivar la razón, la tolerancia, el estudio y el espíritu de servicio a los demás como herramientas fundamentales de nuestro hacer social y en la edificación de la Masonería del futuro. La Gran Logia renueva un firme compromiso con la igualdad de condiciones y oportunidades para reducir odiosas diferencias sociales y económicas, y por eso ratifica también su deber de defender una educación con visión de futuro, basada en el propósito de igualar condiciones y con el objetivo de eliminar las inequidades causa de inestabilidad social y fuente de frustración de los esfuerzos por salir del subdesarrollo.

Para cumplir con todo ello, la Masonería seguirá trabajando en sus Templos para preparar hombres mejores que, como defensores de la razón, ayuden a construir una sociedad mejor. Seguirá propugnando por lograr la participación de hombres escogidos para que unan el estudio a la acción, educados en la cultura de la fraternidad y la tolerancia. Se ha comprometido en este sentido la Masonería chilena a que el estudio y la razón sean la base continua del perfeccionamiento individual, para servir mejor a la sociedad y al futuro. Por ello, la Masonería eleva su voz sincera y firmemente comprometida con Chile y su futuro, expresando su ambición de lograr un país verdaderamente libre y solidario.

En este año 2014 en que cumple 152 años de existencia institucional, la Gran Logia de Chile ratifica su esfuerzo para trabajar con más dedicación cada vez en la línea de los ideales que siempre inspiraron su actuar: Libertad, Igualdad y Fraternidad. En medio de los sueños en pos de un país con mayor igualdad y desarrollo, serán cada vez más relevantes los esfuerzos de hombres libres que contribuyan a Chile en virtud de su fraternidad y humanismo, portadores de la esencia de lo que es y ha sido la Gran Logia de Chile a lo largo de su dilatada historia.

Santiago, 7 de Mayo de 2014

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