13 de Abril del 2014
TRAGEDIA E IMPROVISACIÓN
Luis A. Riveros
La tragedia de Valparaíso ha estremecido al país, que llora con amargura las abundantes pérdidas materiales y humanas causadas por el devastador incendio iniciado el pasado Sábado. Como siempre, la desgracia perjudica a los más pobres, a los más indefensos y carenciados. No ha sido esta la excepción, y vemos el llanto de quienes han perdido todo y hoy día estiran su mano lánguida para recibir ayuda necesaria en su desesperación. Casi sorprendidos los chilenos hemos observado las imágenes que retratan el otro rostro de Chile, el de la pobreza y la marginación que ahora se une al de la desgracia y la necesidad. Ciertamente, todo lo que hagamos por los chilenos en desgracia, allí en medio del primer puerto del país, es justo y necesario. Ahora es cuando los discursos de solidaridad y fraternidad deben cobrar vida efectiva.
Pero es también necesario meditar acerca de las raíces de este penoso episodio. De una antigua toma se pasó en aquellos cerros a la construcción de viviendas con bajos estándares de seguridad, y bajo el predominio de muy inadecuadas consideraciones urbanísticas. Ese mismo puerto, de casas hacinadas en los cerros y que ha servido para tanta fotografía y como atractivo turístico, también incubó un severo riesgo frente a la eventualidad del fuego extendido que, como ahora, se vuelve incontrolable. Calles estrechas que impedían el avance de los vehículos de bomberos; viviendas con deficitarios estándares de seguridad; pobres instalaciones comunitarias para brindar adecuados servicios en la emergencia; casi nula capacitación en materia de seguridad y prevención. Todo esto, porque se dio rienda suelta a la construcción que satisfacía objetivos políticos transitorios, pero abrigaba un riesgo total para la población. Se improvisó en algo que debió estar sometido a rigurosos estándares de seguridad y calidad. Como en muchas otras partes del país la planificación urbana cedió a las presiones de corto plazo, a las ansias de una población que requería solucionar su problema habitacional. Ahora que lloramos sobre la leche derramada es bueno meditar sobre la lección.